miércoles, octubre 28, 2009

La punta del iceberg

Todo eso que vemos,
que oímos
y olfateamos
Todo eso que conocemos
o que creemos saber
Cuanto palpamos
y degustamos
Todo eso que nos escandaliza
que nos regocija
y apena,
que nos conmueve
y altera,
nos frustra
y libera
Todo eso -decía-
es sólo la punta del iceberg



miércoles, octubre 21, 2009

Una novela de Philip Roth

Ana, te contesto a través del blog ya que no tengo otro medio de dirigirme a ti.

Yo descubrí a Philip Roth a través de su libro "Pastoral Americana". Y fue un flechazo. Relata la historia de dos generaciones de una familia judía en EEUU y a través de ella ofrece una panorámica de la sociedad norteamericana de las últimas décadas. Está escrita con un estilo tan depurado que te bebes las frases. Para mí es su novela pivote entre su etapa ombliguista y neurótica (muy interesante pero un poco confusa, a destacar: El lamento de Portnoy, Mi vida como un hombre y La contravida, estas dos últimas con gran énfasis en las dificultades en las relaciones entre sexos) y otra etapa en la que se interesa por aspectos menos ligados a su propia persona: además de Pastoral Americana, destacaría Me casé con un comunista y La mancha humana. Por último aconsejaría leer a Roth en inglés, si es que ello es posible.

Bueno, ¿y tú? ¿eres la Ana que creo? ¿esa que alternaba sus recorridos entre la Old y la New Town?

lunes, octubre 19, 2009

Los límites del control


Por fin la sensación de haber visto una película por la que ha merecido la pena pagar siete euros, que perdura más allá del acto de cruzar el primer semáforo que nos encontramos a la salida. El pope del cine independiente -con la ayuda de sus amigos- ha sabido conspirar a fin de sortear la crisis de ideas que aflige al cine actual. Y es que él conoce muy bien los caminos menos trillados, esos en los que en ocasiones aún aguarda la sorpresa y que le han conducido esta vez hasta nuestro propio país.



viernes, octubre 02, 2009

And the winner is: Rio de Janeiro


Al final fue Rio y no Madrid. Aseguran que la decepción es grande pese a que los madrileños -entre la megalomanía de su alcalde, su querencia sin igual por las obras, y que la ciudad ya está de por sí lo bastante congestionada y caótica- se evitan un grandísimo follón.


España tuvo su momento, tras la dictadura, con su desarrollo económico y su incorporación al mundo democrático, de lo que se supo aprovechar Barcelona. Parece que es ahora a Brasil a la que le toca amortizar su pujanza. En este sentido, quizás la de Madrid ha sido una candidatura a destiempo.


Escuchando la exposición que glorificaba las bondades del proyecto olímpico madrileño me preguntaba si, una vez más, no nos estaremos empeñando en levantar la casa por el tejado. ¿Por qué no invertir todo ese caudal de dinero y de ilusión en un plan que promocione de verdad el deporte base -en lugar del deporte firmamento-, sí, el de los polideportivos municipales, el de las instalaciones deportivas de los colegios, el de facilitar la práctica de deportes minoritarios, y, ya puestos, apostar de verdad por la educación, por la cultura y los valores humanos? ¿Acaso no merecería la pena algo así? Para ello contamos además con una gran ventaja: no necesitamos depender de los demás.