viernes, marzo 04, 2011

Al pie de la escalera


Aunque su reputación fue forjada en las distancias cortas, gracias a sus relatos, la última obra publicada por la escritora norteamericana, Lorrie Moore, A Gate At the Stairs –traducida aquí con el equívoco título de Al pie de la escalera, cuando la puerta a la que se refiere el título está en lo alto de las mismas, sugiriendo territorios vedados, mentales, emocionales o físicos, que se pretende resguardar y a los que no resulta fácil acceder- es una ambiciosa novela que aspira a proporcionar una radiografía de la sociedad de Estados Unidos en la etapa posterior a los atentados del 11S.

Tessie, una joven sin grandes expectativas, asiste a la universidad en un pequeño enclave de tradición liberal situado en el Medio Oeste americano. Allí es contratada como canguro por la dueña de un sofisticado restaurante de comida francesa en proceso de adoptar, junto a su pareja, a una niña de raza negra; se lía sentimentalmente con un enigmático compañero de clase de procedencia exótica; y, en los periodos no lectivos, encuentra refugio en el tedio cotidiano de la granja familiar junto a sus padres y su hermano.

Si apenas darse cuenta, algunos de los asuntos más candentes de la realidad de su país se infiltran en su realidad: el racismo, la agresiva política exterior norteamericana, el fundamentalismo islámico, el egoísmo agazapado bajo el buenismo característico de ciertas conciencias en apariencia progresistas; cuyas consecuencias vienen a interferir y a cuestionar valores propios de su bagaje cincelados con la frialdad emocional asociada a la mentalidad anglosajona, apenas atenuada en el caso de Tassie por su ascendencia judía por parte materna.

Nada es ya lo que parece en un entorno que dejó de ser previsible, al que su alejamiento de los centros de poder no exime de la responsabilidad ni de las consecuencias por las decisiones que allí se toman, que forma parte de una sociedad inmersa en una profunda transformación, que se lame sus heridas y muestra desconcierto a la hora de afrontar unos traumas que quizás son fruto de su comportamiento, poco consciente, temerario, difíciles en cualquier caso de superar.

A Gate At the Stairs es una obra poliédrica. Tiene algo de novela de aprendizaje: los actos tienen siempre consecuencias y los errores se pagan; de radiografía social de un país: el alejamiento de las raíces deriva en artificiosidad y extravío; de tratado de psicología: esas máscaras tras las que nos protegemos, esas fachadas que esconden nuestras debilidades y que a la postre se adueñan de nuestra personalidad.

Lorrie Moore es una narradora dotada, con una gran capacidad de observación, atenta a los detalles, ágil en las descripciones, sutil en la caracterización de sus personajes. A Gate At the Stairs es una demostración de inteligencia, de recursos, y funciona como metáfora de la evolución reciente de su país. Si acaso se trasluce la elevada consciencia de la autora en su esfuerzo por levantar una estructura tan compleja, lo que deja un poco al descubierto su andamiaje y lastra la proyección emocional de sus personajes. Es un poco como si Moore hubiera cocinado una elaborada receta y el producto fuera la suma literal de los ingredientes empleados, todos ellos de la mejor calidad.

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