lunes, mayo 06, 2013

Too much happiness

Hay quien augura un resurgimiento de los relatos como género literario, quien los encuentra más acordes a estos tiempos de atención fragmentada e inmediata que la propia novela. En ello pensaba mientras abordaba Too Much Happiness (demasiada felicidad), la colección de relatos que la ya veteranísima y reputada escritora canadiense Alice Munro publicó hace apenas cuatro años.



Diez relatos que ofrecen una constante: la inevitabilidad de tratar, de relacionarse con otros seres humanos cuyas motivaciones, cuya manera de ser y de actuar entran en conflicto con las nuestras, personas que irrumpen en las vidas de otras para ponerlas patas arriba o para hacerlas más difíciles e inquietantes de lo que ya son: un marido psicópata, un asesino confeso que se cuela en tu casa o un hijo cuyos parámetros vitales desafían cualquier comprensión por parte de su madre, son solo algunos ejemplos. En este sentido el título del libro solo puede interpretarse como una muestra de ironía.

Munro logra impregnar de una inevitable naturalidad a situaciones extremas, en ocasiones con efectos perturbadores, y las hace asimilables gracias a los rastros de humanidad que dejan sus personajes, incluso en los casos más turbios, que los hace reconocibles y consiguen despertar la empatía del lector. Su perspectiva femenina –casi todos sus protagonistas son mujeres- elude los victimismos y los relatos se leen un poco como novelas en miniatura con sus saltos en el tiempo y sus secuencias entrelazadas.

Solo el último, el que da título al libro, rompe un poco la tendencia. Es el más largo, su acción no transcurre en el mundo contemporáneo sino en el pasado y refleja hechos reales, desde la perspectiva de los sentimientos, de la vida –desdichada- de la primera mujer que obtuvo un reconocimiento en Europa por su trabajo en el campo de las matemáticas.

Una colección de relatos, en definitiva, que ahonda con maestría en la condición humana, que nos transmite la profunda extrañeza, el desasosiego que acompaña a la incompatibilidad entre personas, cuando las consecuencias en su trato se revelan opuestas a las expectativas creadas convirtiéndose en auténticos retos, a menudo inesperados, cuyo desafío consiste en averiguar si sabremos estar a la altura y en convivir con su legado.

Si es verdad eso de que los relatos acabarán por ganar en aceptación en la era de las pantallas que a nadie extrañe si el de Alice Munro pronto se convierte en un nombre de uso corriente.


Demasiada felicidad está publicado por la Editorial Lumen.


1 comentario:

Rafa él dijo...

Es curioso, pues no hace demasiado escuché por radio, una frase de una anciana que vivía en Cuba, y venia a ser algo así:”La felicidad no existe. Existen, las cosas que te hacen infeliz”

Todo aquello de lo que no puedes decir sobre la felicidad, radica en la mirada hacia ese hijo que te desafía, y paradójicamente, es tu propio desafío: los parámetros vitales que desafían tu compresión, y después mirar hacia dentro de ti, para interrogarte sobre aquello que hiciste mal.
Las relaciones humanas, pueden ser sencillas, si no existe sustancia alguna, si la hay, es naturareza humana (y perdona por el enunciado último).

Enhorabuena por post.
Abrazo.